Backups o copias de seguridad… Palabrejos informáticos que todos hemos escuchado alguna vez.
Estos términos se refieren a la necesidad de tener siempre una copia periódica de los datos importantes por si el original se pierde de alguna manera.
Tradicionalmente este tipo de términos marcianos se usaban en el entorno empresarial, la digitalización llegó allí antes que a los hogares. El volumen de datos digitales que las empresas almacenaban era cada vez mayor y de un valor crítico, lo cual hacía necesario tener una copia bien a salvo por si ocurría algún desastre. Estas copias se hacían en los medios de los que se disponían en la época, generalmente cintas magnéticas y disquetes.
Hoy día la digitalización total ha llegado también los hogares y las personas. Todos tenemos un PC en casa donde guardamos los trabajos del colegio o la tesis doctoral. Todos portamos un ordenador en el bolsillo (el smartphone) en el cual acumulamos cientos y cientos de fotos (algunas tan importantes como las de la despedida de soltero/a de tu cuñado/a que quieres guardar a buen recaudo por si algún día necesitas practicar la extorsión).
¿Pero qué pasaría si una subida de tensión quema los discos duros de tu PC o el smartphone se te cae al retrete (o lo pierdes en una noche de diversión…)? ¿Qué pasa con esos datos sumamente importantes? ¿Cuántas copias adicionales conservas? Si nunca te has hecho esas preguntas o si la respuesta es “no tengo copias adicionales” entonces deberías ir pensando en hacerte con un buen disco duro usb o al menos una memoria usb decente y salvar toda esa información que por nada del mundo querrías perder.
Si algún día ocurre algún desastre y no tienes copia de lo que has perdido, ¡te vas a acordar de este post a diario!